Los esfuerzos por internacionalizar al movimiento feminista en México han estado presentes a lo largo de toda su historia. En la década de los setenta estos no eran muy intensos porque la concepción de trabajo de los primeros grupos de autoconciencia se dirigía hacia desarrollar un concepto fuerte de autonomía que les permitiera permanecer independientes de la política y sus instituciones. La radicalidad de esta concepción se manifestó en la negación de la mayoría de las feministas a participar en la preparación oficial del año internacional de la mujer. Este rechazo no impidió que se aceptaran los financiamientos de proyectos de y para mujeres en el marco de la ayuda para el desarrollo, lo que abrió las puertas al proceso de institucionalización y profesionalización del movimiento feminista, que en los setenta también fue acompañado por una búsqueda de identidad.
El movimiento feminista mexicano nunca ha tenido una base social de apoyo, ni ha logrado movilizar a las masas por alguna de sus demandas de género, ya que surgió de la organización de un grupo de mujeres de la clase media, cuya posición en el espacio social, y el capital simbólico que se deriva de esta, determinaron las demandas que se articularon como intereses estratégicos de género. Desde sus inicios ha tenido como meta establecerse como un movimiento autónomo e independiente de todo tipo de interés práctico. Partiendo de esta situación establece alianzas con otros actores sociales y políticos para compensar la ausencia de una base social amplia y la débil presencia en los espacios públicos. Una vez que abandona la lógica de la autoconciencia amplía su estrategia de alianzas al campo de la política y al académico, para preparar su lucha por el poder, cuya finalidad última será transformar a la sociedad patriarcal.
La falta de estructuras democráticas organizativas que caracteriza las dos primeras fases del movimiento, así como la imposibilidad de aplicar estrategias conformes a la existencia de una pluralidad de intereses políticos e identidades políticas, llevan a todas las coaliciones y alianzas de fines de los setenta y principios de los ochenta al fracaso. La Federación Nacional para la Liberación y los Derechos de la Mujer, por ejemplo, no puede articular una política hegemónica porque los partidos de izquierda que la conforman carecen de base social. Tampoco puede apoyar las políticas de género con decisión porque los partidos las rechazan. A partir de este momento se aprecia una cierta miopía del movimiento al concentrar todas sus acciones preferentemente en la demanda del aborto –en una sociedad con fuerte influencia conservadora por parte de la Iglesia Católica y con estructuras de dominación masculina caracterizadas por una hipermasculinidad hegemónica, que también es asumida, reproducida y defendida por muchas mujeres, que predomina en todos los ámbitos de la sociedad y que rechaza violentamente los esfuerzos por transformar el orden de los géneros– descuidando otros conflictos sociales importantes que también afectan existencialmente a las mujeres. Partiendo de ahí se puede explicar la ambivalencia frente al problema del trabajo doméstico, que en México aún tiene fuertes rasgos de servidumbre. Desde este momento queda establecido que el tema del aborto nunca podrá contar con una aceptación social amplia
Perspectivas
Si hacemos un balance de los últimos treinta años del movimiento feminista mexicano podemos constatar una serie de avances positivos de gran significación y que son comparables a los éxitos alcanzados por el movimiento feminista a nivel internacional. El feminismo ha adquirido presencia en los espacios públicos y ha podido con esto articular discursivamente sus demandas de género a nivel local, nacional e internacional. Gracias a sus intervenciones en el campo político, a través de reformas legales, proyectos para implementar políticas públicas y trabajo dentro de las ONG’s ha logrado politizar las cuestiones de género y darles con esto un alto grado de legitimidad, al mismo tiempo que ha contribuido a institucionalizar ciertas formas de autonomía frente al Estado, los partidos políticos y otros actores sociales. También ha transformado el discurso político y cultural alcanzando con esto una aceptación social muy amplia para las políticas de género. A raíz de impulsar el proceso de democratización en los últimos años, ha logrado introducir a la agenda de la democracia la justicia de género así como ampliar los derechos políticos, sociales y civiles de las mujeres. A través de la institucionalización y profesionalización del movimiento, el feminismo ha adquirido reconocimiento, fuerza y legitimidad a nivel local, regional y transnacional adquiriendo así la capacidad de conformar políticas nacionales y globales apoyándose en la internacionalización de las políticas de género y en la institucionalización de los Estudios de Género en las Universidades.
Por otra parte, la trayectoria seguida por el movimiento feminista en las últimas tres décadas ha generado una serie de problemas que hay que enfrentar críticamente para poder desarrollar perspectivas emancipadoras nuevas. La colaboración de las activistas feministas con los partidos políticos, las instituciones estatales, las ONG’s y las organizaciones intergubernamentales han repercutido negativamente en la legitimidad de los grupos feministas autónomos, así como en la representatividad del movimiento y en su relación con los otros movimientos sociales. La profesionalización de los grupos feministas militantes como resultado del financiamiento de las ONG’s, la institucionalización de los estudios de género y la consolidación en círculos políticos oficiales de activistas que defienden las políticas de género, ha conducido a privilegiar no sólo estrategias y espacios políticos de intervención, que se abocan primordialmente a transformar discursos y representaciones de género, sino también a producir una “tecnocracia de género” que cada vez se especializa más en la implementación de procesos dejando de lado las estrategias y los espacios que favorecen procesos de concientización, empoderamiento y transformación social y económica (Alvarez 1997:161, Fischer 2000:271, Wichterich 2001).
El movimiento feminista no ha logrado hasta ahora establecer una mediación entre los intereses prácticos de género de los movimientos sociales y los intereses estratégicos de género que defienden las feministas autónomas. Por eso es que la distancia entre las mujeres de los movimientos de base y las profesionistas del feminismo se ha ido haciendo cada vez más grande y sus conflictos se han vuelto inconciliables. Esto ha llevado a muchas de las mujeres de las generaciones jóvenes a canalizar su activismo fuera de las filas feministas y a afiliarse a las luchas en contra de la globalización capitalista, sin preocuparse por contribuir al desarrollo de un feminismo a nivel global.
Para esto el movimiento en México tendría que recuperar el significado de su autonomía y recrear el sentido del feminismo como movimiento social. Esto implicaría constituirse como un actor dentro de la sociedad civil, asumiendo un carácter orgánico para movilizar a las bases y conformar los frentes de protesta frente al Estado neoliberal, al capitalismo mundial y a la globalización. La participación política tendría que evitar la marginación de las mujeres de los movimientos populares o indígenas, así como respetar las formas de organización autónomas de los diversos feminismos y canalizar la diversidad de intereses hacia una propuesta de género global, sin perder de vista que tal propuesta, sólo puede ser hegemónica, si esta abierta a una pluralidad de identidades políticas.
Por otra parte, sería necesario empezar a construir puentes transnacionales que se constituyan como zonas de contacto o comunicación entre el movimiento feminista local, regional y nacional y los otros movimientos sociales transnacionales que se oponen a la globalización. Dentro de estas zonas de contacto habrá que desarrollar estrategias para la traducción de demandas, intereses y acciones para construir alianzas y fortalecer las luchas en contra del capitalismo y la globalización mundial. Ante todo hay que reflexionar aquí sobre aquellos factores que hacen posible la conexión de movimientos locales con movimientos transnacionales y aquellos factores que impiden a movimientos locales transnacionalizar sus demandas y sus luchas quedando aislados del circuito global y siendo condenados al aislamiento.
A nivel teórico y conceptual el feminismo necesita pensar la relación de lo simbólico o cultural con el género pero partiendo de las condiciones materiales de producción y reproducción de la vida, así como de las condiciones de posibilidad para articular luchas en contra de la dominación masculina para poder plantear un proyecto crítico de transformación de la sociedad de carácter incluyente que no excluya a mujeres de otras etnias o clases sociales.
VIDEO
http://www.youtube.com/watch?v=Nyy_q0CLU0A&feature=related
Este es un movimiento que en lo particular para mi comomujer me beneficiapues soy mujer pero de una u otra forma no estoy de acuerdo pues no es lo mas correcto tomar el feminismo como acciones en contra del hombre pues este movimiento deberia favorecer a las mujeres para demostrar a todo mundolo que podemos lograr utilizando la frase "y no uso pantalones" este movimiento implico exigir nuestros derechos como mujeres para poder participar en los ambitos que el hombre se ha encargado de desarrollar sin embargo una gran diferencia de la cual esta divicion existe es la fueza muscular del hombre pero que se ha logrado demostrar que existe quien logre superar esta fuerza y no es directamente un hombre si no una mujer, hasta la fecha se confirma que en un trabajodonde se debeser totalmente responsable son las mujeres quienes son las mas eficientes y he llegado a pensar que algun dia las mujerespodriamos lograr tener el poder comensando con el lanzamiento de una mujer presidente de nuestro pais que demuestre que puede lograr un cambio para nuestro pais, pero lo que me preocupa que no exista la equidad y el machismo prevalesca pues en ocasiones he escuchado que una mujer es incapaz de llegar algobiernoporque es tal venebolente pero estoy en contra de esta opinion absurda pues se que somos capaces de enfrentar uun buen liderasgo ademas de que somos mas mujeres que hombres.
COMENTARIO
Este es un movimiento que en lo particular para mi comomujer me beneficiapues soy mujer pero de una u otra forma no estoy de acuerdo pues no es lo mas correcto tomar el feminismo como acciones en contra del hombre pues este movimiento deberia favorecer a las mujeres para demostrar a todo mundolo que podemos lograr utilizando la frase "y no uso pantalones" este movimiento implico exigir nuestros derechos como mujeres para poder participar en los ambitos que el hombre se ha encargado de desarrollar sin embargo una gran diferencia de la cual esta divicion existe es la fueza muscular del hombre pero que se ha logrado demostrar que existe quien logre superar esta fuerza y no es directamente un hombre si no una mujer, hasta la fecha se confirma que en un trabajodonde se debeser totalmente responsable son las mujeres quienes son las mas eficientes y he llegado a pensar que algun dia las mujerespodriamos lograr tener el poder comensando con el lanzamiento de una mujer presidente de nuestro pais que demuestre que puede lograr un cambio para nuestro pais, pero lo que me preocupa que no exista la equidad y el machismo prevalesca pues en ocasiones he escuchado que una mujer es incapaz de llegar algobiernoporque es tal venebolente pero estoy en contra de esta opinion absurda pues se que somos capaces de enfrentar uun buen liderasgo ademas de que somos mas mujeres que hombres.
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